Sólo un 32% de empresas consultadas afirman estar totalmente de acuerdo en tener una estrategia de experiencia de cliente definida con objetivos claros (Estudio Nacional sobre el nivel de operativización de la Experiencia de Cliente (DEC/Deloite,2016)). Probablemente sea porque aún no se ha comprendido en su justa dimensión los beneficios y ventajas que tiene para las empresas trabajar por y para los clientes.
Según un estudio realizado por DEC y The Boston Consulting Group en el 2014 sobre madurez de la Experiencia de Cliente en el mercado español, demostró que empresas con prácticas avanzadas para desarrollar su identidad única consiguen 2,5 veces más identificación con la marca que la media.
Las compañías líderes en CX consiguen que los factores emocionales sean un 21% más importantes que la relación calidad-precio, cuando la relación calidad /precio suele ser el factor determinante de recomendación, es claro que la tendencia está cambiando.
La aparición de las tecnologías digitales, dispositivos móviles y redes sociales aceleraron la transferencia del poder de decisión al cliente, quien se ha convertido en el verdadero protagonista de la compra.
La experiencia de cliente permite a las empresas sobrevivir en un entorno saturado. Según KPMG, las empresas con estrategias orientadas a brindar una vivencia realmente sobresaliente hacia sus públicos han trabajado en:
Cabe hacernos la pregunta:
Las empresas deben vencer el paradigma de operación con enfoque de adentro hacia afuera (inside out), que ha sido la visión que tradicionalmente le ha traído éxito a la organización. Con este entorno BANI sugerimos que el cambio debe operar con un enfoque de afuera hacia dentro (outside in), donde las vidas y necesidades de los clientes sean las que definen la estrategia corporativa.
En resumen, las empresas deberán mantenerse cada vez más cerca de sus clientes: